martes, 20 de septiembre de 2011

El destino es muy caprichoso....

Hace unos meses decidí limpiar mi desván de recuerdos. Los tenia de todo tipo, en ese momento todos los malos se amontonaban como si fuesen un cesto lleno de ropa sucia. Los pantalones del revés equivalían a los silencios, las camisas con el cuello sucio de maquillaje a la falta de verdad, los calcetines malolientes a las desilusiones.... y así un largo símil de ropas y daños.

Saqué de mi desván todo aquello que me producía dolor, y como el destino es caprichoso, decidió por mi, y me alejo de aquel que provocaba con su presencia que recordara los montones de ropa sucia.

Transcurridos unos meses desde la orden de alejamiento que me dictó el destino,  había limpiado, sacado brillo, lavado ropa y tendido todo al sol todo lo sucio para que se blanqueara, ya sabéis, el tiempo cura más que el sol decía mi abuela.

Su silencio y la distancia fueron el coctel ideal para que en mi desván se impusiera un orden. De nuevo todo estaba bien.

Como nada es perdurable en el tiempo, la vida sigue y el  destino ataca de nuevo, vuelvo al origen de alegrias y sufrimientos....

Pensé, no pasa nada, si estoy en un lugar donde habitamos 400 personas y algunas no las ves en meses, no vas a tener que pasar de nuevo por el dolor de tener que ver la causa de tus pesadillas, has abrillantado y encerado, colocado los armarios y todo está limpio. Pues no, este maldito destino se empeña en recordarme que no he limpiado el polvo bien, que las pelusas de los pelos de mi perro recorren el suelo de mi desván, y me enfrenta en cada ocasión que puede con el motivo de mi desazón. Ascensores, restaurantes, entradas y salidas en los horarios más dispares son motivos más que suficientes para que se me presente delante de mis narices aquel que hizo que mi corazón saltara en mil pedazos una vez más, con una no tuvo bastante,  fueron varias y dolorosas todas ellas.

Se que el problema no está en él, por fin lo he entendido, el problema está en mi, como todo.... mi felicidad está en mi, y mis problemas también, hasta el destino  también está mi, y en el fondo, cada vez que me muevo en ese recinto al que dedico gran parte de mi tiempo, espero verle por un instante, espero que me mire y sonría, porque quiero saber como se siente, si es feliz, si está bien de salud, si recuerda nuestras últimas vacaciones como las he recordado yo, si alguna vez cuando está en su cama me busca para abrazarme como me decía que hacia..... y un largo etcétera de mil cosas más que tan solo él y yo sabemos...
El destino somos nosotros y nosotros labramos nuestro destino.... Trabajo día a día en el mío para.... bueno quien sabe para que...... ;-)) tan solo para SER FELIZ!